martes, 17 de noviembre de 2009

Los ascensores son nuestros amigos

Aun no lo puedo creer.


Ayer a mediodía, bueno a las tres y cuarto aproximadamente quedando media hora para acabar mí turno y habiéndose ido todos los empleados(o eso creía yo) me apeteció un café. Quería despejarme por que al terminar el turno, tenía que ir a clase y me sentía un poco bajita. Busque la tarjeta del café una cuantas monedas y me dirigí a los ascensores, una vez dentro pulse el cuatro y me puse a contar las monedas que había cogido. Hasta aquí todo normal, pero de repente por alguna conjura mística el tiempo y el espacio se apiadaron de mí y lo transportaron a él a mi situación.

Antes de cerrarse las puertas entro torpemente en el ascensor y se coloco a mi lado, el corazón me dio una voltereta dentro del pecho y cuatro mortales alrededor de las costillas,- “quien no tiene cabeza…”- me dijo sonriendo de medio lado, -ya-… -le conteste acompañado por una risilla demasiado aguda y larga para lo que era el chiste.


Me di cuenta de que tenía la oportunidad que había deseado desde hacía dos años y ahora no sabía que decirle, con urgencia le solicitaba a mi cerebro una frase que no estuviera fuera de contexto, ingeniosa y que diera pie a una conversación…. ¡COÑO!! Fue la armoniosa palabra que broto de mis labios…

El ascensor se había parado haciendo un extraño ruido él se había quedado rígido mirando al frente-no pasa nada- dije –llamaremos al encargado de mantenimiento para que avise a Otis, cogí el telf. del ascensor y llame al compañero- no te preocupes que en seguida voy y los llamo- me dijo muy tranquilo.

Colgué y me voltee a mirarlo estaba intentando llamar por su móvil-sin cobertura- gruño.

No sabía en qué planta nos habíamos parado así que intente ver algo a través de la abertura que dejan las dos puertas, se veía algo de claridad a un metro desde el suelo del ascensor, me pegue a las puertas y entorne los ojos esforzándome por reconocer algo-se ve algo?- dijo desde atrás.

No había terminado la frase y note su respiración detrás mía en mi nuca, se me erizo toda la piel y tuve la sensación de que la tensión me había bajado de golpe. Me quede de en esa posición, rezando por qué me tocara…y me toco!

Pego su cuerpo al mío y aspiro profundamente, mi nuca desnuda recibió su aliento como una señal de vía libre. Me gire en el sitio y puse mi mano en su espalda, la subí suavemente hasta su nuca, lo traje hacia mí y nos besamos. Sus labios eran suaves, voluptuosos y sus besos tan tiernos y cálidos que podría estar besándole una eternidad.

No sé cuánto tiempo paso entre besos, el ambiente que era denso de por sí y con nuestro calentón el aire se condesaba contra las puertas del ascensor, el caso es que llegamos a un punto en el que dejo de ser todo ternura, los besos eran más bruscos y profundos y las manos ya no acariciaban sino que palpaban. ..


Como él no se decidía lo hice yo, estire de su odioso jersey de pico hacia arriba, y desabroche su camisa. No se lo pensó dos veces e hizo lo propio con mi vestido, la sensación de calidez al pegar nuestros torsos desnudos fue indescriptible… creo que ambos olvidamos donde nos encontrábamos, no daré detalles explícitos, solo diré que hicimos el amor sin vergüenzas ni tapujos. Nos miramos a los ojos y susurramos alguna que otra dulce mentira .Fue incluso mejor de lo que había estado imaginando estos años desgraciadamente nos interrumpió la voz del empleado de Otis- ¡vamos a intentar abrir las puertas!- chillo desde el exterior- de acuerdo!- contestamos al unísono. Nos vestimos tan rápido como pudimos, entre risas y miradas cómplices. Al abrir la puerta hablamos con el técnico unos minutos y salimos como si nada, él hacia el pasillo que lleva a la salida y yo hacia la recepción.





Aun me tiemblan las piernas al recordarlo, no tengo ni idea de lo que piensa él,  en estos días imagino que hablaremos, ahora ya me da mucha menos vergüenza.¡ Donde va a parar!

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